NOS CAGARON, PIBES

Las economías de mentira siempre se acaban cayendo. Quien iba a decirles a los argentinos -que en los 90 iban de shopping a Miami y París- que sus hijos sobradamente preparados iban a tener que pelearse por un trabajo (en negro) de sub-camareros en España, o iban a estar vendiendo pulseritas en Chile. Cuando Buenos Aires era más caro que Barcelona, y ahora por el precio de un agujero "con reforma" en la Ciudad Condal se puede comprar una manzana bien en la capital porteña.
La mentira que vivió Argentina, entre otras, fue una paridad encadenada al dólar para evitar la inflación, que hizo que su moneda fuera tan fuerte como para ir por ahí de nuevos ricos.

Cuando vino la factura (que siempre acaba llegando), la gente se dio cuenta de que habían estado viviendo como pachás a cuenta de comprometer cada vez más deuda nacional. Entonces vieron que su dinero no valía lo que ellos pensaban que valía, y fueron a los bancos a por los restos de la plata, preferentemente en dólares. No pudieron.
En el 2001 el gobierno y los bancos montaron el corralito, cerraron las puertas, -lo que no impidió su quiebra técnica- y lo demás es sabido: el único país en la historia de la Humanidad que ha pasado de tener clase media a no tenerla.
En España nos puede estar pasando algo parecido, en mi humilde opinión. Lo cuento mañana.